En la década de 1990, cuando la relojería tradicional acababa de recuperarse de la crisis del cuarzo, el copresidente de Chopard, Karl-Friedrich Scheufele, creó un taller relojero encargado de desarrollar el primer calibre de fabricación propia para rendir homenaje al legado de Louis-Ulysse Chopard, el fundador de Chopard en 1860. Bautizado con el nombre de L.U.C 96.01-L, el movimiento automático de microrrotor, versátil y sin rival en la época, marcó el nacimiento de la Manufactura Chopard y de la colección L.U.C. de relojes de lujo.

Unos 25 años después de su creación, nuestros talleres han acompañado el despliegue de un repertorio completo de calibres que cubren casi todas las complicaciones relojeras existentes. Veintidós patentes registradas dan fe de esta búsqueda continua de innovación y mejora.