Chopard

24 may 2022
CHOPARD IMPERIALE IRIS MALIKA, UNA ESENCIA DIGNA DE UNA REINA

IRIS MALIKA, UNA ODA A LA SENSUALIDAD

Malika significa reina en árabe, y es a las mujeres con aspiraciones de hoy en día a las que esta nueva fragancia rinde homenaje. Se trata de la primera fragancia de una nueva colección de perfumes que llevará el nombre de Chopard IMPERIALE y el comienzo de una maravillosa historia... 

Como todas las fragancias de lujo de Chopard, Iris Malika está inspirada en las creaciones de joyería de la Casa y es el equivalente olfativo de la Colección de Alta Joyería IMPERIALE, joyas voluptuosas creadas para mujeres – las emperatrices contemporáneas- que asumen su poder.

" Para crear esta fragancia me inspiré en nuestra colección y en las personas que se encuentran en el corazón de esta historia: las mujeres. Quería invitarlas a hacer un viaje a un mundo imaginario, alegre y precioso. Iris Malika es un homenaje a las mujeres poderosas, a las que toman su destino entre sus propias manos. Es una esencia digna de una reina. "

Caroline Scheufele, copresidenta y directora artística de Chopard

La amatista desempeña el papel principal en esta preciosa antología, de ahí el color púrpura del lujoso frasco de cristal, que como la colección de joyas de lujo despliega la majestuosidad de sus voluptuosas formas y arabescos. Exactamente igual que el perfume.

IRIS, EL ORO BLANCO DE LA PERFUMERÍA

El iris es una flor orgullosa que se presenta en multitud de variedades y que juega con el tiempo. Nunca hay que tener prisa para que florezca, ni para extraer su perfume. Fue el símbolo de la Victoria para los reyes de Francia y bajo Luis VII el iris se convirtió en la “Flor de Luis”, y con el tiempo en la “Flor de Luce” y por último en la “Flor de Lis”, símbolo de la realeza. 

Se dice que la bella Simonetta Vespucci, la musa de Sandro Botticelli y de muchos otros artistas, utilizaba el iris como fragancia. Catalina de Medici lo utilizaba para perfumar sus guantes junto con pajaritos de Chipre, a cuya moda dio origen.

El iris suele florecer entre abril y junio. Sin embargo, lo que interesa a los perfumistas no es la majestuosa, casi inodora, flor, sino sus raíz, el rizoma. Es ahí, en este desgarbado bulbo, donde se concentra las ironas, unas moléculas olfativas deliciosas que se desarrollan y se van reforzando a lo largo del tiempo y que realzan un perfume con tanto éxito.

DORA BAGHRICHE – LA LIBERTAD CREATIVA EN LA FABRICACIÓN DE PERFUMES

Dora Baghriche nació en Argel, ciudad que ha influido en su universo olfativo y en su espíritu. “Argel es una tierra de mezclas y todo se combina de forma armoniosa: yo vivía en una villa de estilo morisco con elementos occidentales. Vivía sumergida en varias culturas: otomana, romana, árabe-morisca, allí todo coexiste. Esto influyó en mi manera de entender los aromas y asociarlos. No me gustan los clichés. En Argel hay un espíritu de desafío. Antes lo consideraba una carga, pero ahora me lo tomo como un regalo: creo con total libertad de espíritu” explica.

Su mundo olfativo está hecho a base de aromas que se repiten, incluyendo algunos muy potentes, como el jazmín que perfumaba el jardín de la casa de Argel en la que creció. Le gusta trabajar con los aromas lácteos que asocia con el amor de sus abuelas, ambas chefs. Elabora sus fragancias de una forma inesperada. Inesperada es una palabra que le va muy bien. Los aromas a pino y ciprés, como sucede con todos los olores del Mediterráneo, le dan calma, como le sucede con la flor de azahar. “Cuando era pequeña solíamos rociarla por doquier: en las cunas, los pasteles, los platos o en el cabello” dice.

Si hubiera que definir su sello distintivo, sería la libertad. A Dora Baghriche le encantan los contrastes y las combinaciones innovadoras. Para crear un perfume elige un dúo de materiales con texturas y olores diferentes y va tejiendo su creación. Le gusta aportar un elemento de sorpresa para hacer que ciertas partes de nuestro ser se estremezcan. Definir sus perfumes podría conllevar adjetivos como "apasionado" y "desenfrenado".