Kevin
Artesano Pulidor

Para comprender el grado de perfeccionismo cultivado por Chopard, es necesario haber observado de cerca la superficie de la caja de un reloj o de una joya, o haber vislumbrado la belleza de algunos componentes minúsculos para captar la pasión con la que han sido pulidos y realzados por los artesanos de la Manufactura.

"Aunque los clientes nunca los vean, sabrán que todos los que trabajan en Chopard han llevado al extremo la preocupación por la artesanía más exquisita."
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Caroline Scheufele, copresidenta y directora artística de Chopard

Kevin, Artesano Pulidor

Las máquinas no son más que una prolongación de la mano del Artesano Pulidor

Preparando la caja del reloj para el pulido

Brazalete de reloj bicolor sostenida por un hombre

Anillo sostenido por un hombre delante de una máquina

"Mi trabajo consiste en revelar el brillo y el lustre inherentes a cada joya. Es una tarea exclusivamente manual, que requiere una precisión extrema"

Rueda de pulido de diamantes, montada en un torno, utilizada para trabajar los tornillos más pequeños

El pulido es un oficio exigente que requiere precisión, así como un cuidado meticuloso y un sentido de la belleza y la armonía. Así es el trabajo de Kevin, Artesano pulidor de joyas en Chopard desde 2007. Desde su aprendizaje en Chopard, Kevin ha sido formado para salvaguardar estos gestos ancestrales y preciosas habilidades. Este enfoque también representa un medio de preservar el alma misma de la relojería y la joyería; las máquinas sólo se utilizan como una extensión de la mano del Artesano, como el disco de pulido de diamantes, montado en un torno, utilizado para trabajar hasta en los tornillos más pequeños y revelar su belleza. El toque final, sin embargo, es el pulido en espejo.

Históricamente utilizado para evitar la corrosión, hoy es más una cuestión de perfección. La superficie de un componente se pule hasta que el Artesano puede ver su propio reflejo en ella, de ahí el nombre de "pulido en espejo". Los Artesanos trabajan así para magnificar lo que es visible -como un anillo, un collar o la caja de un reloj-, así como elementos invisibles como ciertos componentes del movimiento. Todo ello forma parte de la búsqueda de la belleza suprema, un valor apreciado por los copresidentes de Chopard. Conscientes de ello, los pulidores de la Maison destilan una sutil mezcla de pasión por su oficio, orgullo natural por el trabajo bien hecho y una búsqueda incesante de la perfección, junto con una actitud humilde.